martes, septiembre 30, 2008

MI ÚLTIMO DESEO



En el momento de mi agonía,
cuando los ojos aún quieran abrirse
pero el cuerpo esté dormido,
quiero que me visite la mujer que siempre he amado,
quiero que me desnude y se desnude ella conmigo,
se acueste junto a mi sombra a punto de la muerte
y me recite en el oído
alguno de los tantos poemas
que osé en obsequiarle
cuando ella no hacía más que vomitármelos,
quiero que me bese la mejilla y lleve mi casi difunta cabeza
al borde donde se juntan sus pechos,
me acaricie el rocío seco de mi cabello,
aún tal largo como ella le gustaba,
quiero que me cante La Era
y me regale cualquier cosa,
para sentir lo que es recibir un presente de ella,
quiero que llore y me pida que no muera,
quiero que regañe a mi doctor por su incompetencia,
quiero que crea que mi estado amigo de la muerte
sea por negligencia médica
y no porque sea yo quien quiera renunciar a la vida,
menos que ella es la culpable,
quiero que abrace a mi familia,
que casi es también su familia,
quiero se pare en una ventana
mirando el patio de la clínica,
hospital o lo que sea,
tenga un café en sus manos
y lo mezcle con sus sentidas lágrimas,
perdiendo su vista en un horizonte
que tenga alguna bella imagen mía
teniéndola entre mis brazos
y diciéndole que la amo.


Quiero que termine al menos por unos días
su relación con su estúpida pareja,
y que diga que es soltera
esperando a que vuelva yo a vivir,
quiero que me escriba un poema,
aun cuando no le guste los poemas,
quiero que me haga sorpresas,
que me lea las noticias,
y de vez improvisada me vuelva a besar mi maltrecho rostro.


Quiero que cuando informen que ya no respire,
tenga un ataque de histeria
y llore,
llore hasta que sus llantos también mueran conmigo,
quiero que no se vista de negro,
que use su ropaje a veces hippiento,
a veces superficial,
y lea el discurso de mi muerte,
de mi despedida,
quiero que tome el micrófono
y tras cada coma o punto aparte,
demuestre que alguna vez se emborrachó
con todo lo que por ella realicé.


Quiero que tras cada párrafo del discurso,
se detenga y mire el féretro desde donde yace mi silencio,
quiero que luego siga leyendo
y observe que todo un pueblo reducido
llora por mi partida,
quiero que vea a todas las musas de negro
que enterré para decirle,
con más certeza que nuca,
que siempre fue la mujer de mis sienes.


Quiero que después se mi funeral,
comparta un vino con mis padres,
y se embriague,
lea a solas mis escritos
y vuelva a su vida normal,
esperando que algún día podamos encontrarnos
para volver a escribirle 100 mil poemas más.



viernes, septiembre 26, 2008

26/ABRIL/2006



Apenas lograba terminar de contar unos votos
en aquella loca incursión de misionero político,
cuando mi hermana abrazaba con su llanto
el ruidoso aparato que me permitió desearle
un feliz cumpleaños,

apenas terminaba la tarde
y también comenzaba a levantar el brazo
mostrándole a la ampolleta
el balanceo dulce de un licor que ni recuerdo su marca,
exponía entre medio de los cigarrillos
toda la gracia de ser hombre de hombros erectos,
triunfante,
con toda una confianza raspándose sus rodillas
ante el brote sano de mi ego limpio,

también cenaba una sonrisa de una amiga que no era mi amiga,
tampoco mi enemiga,
sino que una clase empírica de lo que significa
transformarse en una hormiga
ante tal musa escultura,
dueña misma de cada brazo de la naturaleza,
y que me hace estar pendiente de todo lo que ella diga.

Ese día yo fui un hombre vivo,
porque me embriagué con el triunfo doble
que significa amanecer con el sol en la ventana
y la luna metida bajo mi sábana,
abrazándome la cabeza
y confesando su interés por descubrir
cada lugar de mi ropaje,
de mis sienes.

Su nombre tiene tantas flores
que mi cuerpo parece un féretro
en medio de un masivo funeral,

su aliento tiene tantos ángeles,
que apenas llevo tocándola
y los celos me quieren matar la noche.

Pero lo importante es que fui el individuo que el pasado jamás conoció,
porque dormí más de 7 horas seguidas,
porque duré tres días sobre una misma cama,
porque amanecí con una mano extranjera sobre mi rostro,
porque desperté mojando mis labios
en la posa carnal desde donde comienza la vida,
porque fue la vez en que supe
que mi Dios también existía.


domingo, septiembre 21, 2008

EL POEMA DE LOS BUENOS VOLADOS



Los ojos abiertos no impiden
que la cabeza sueñe el amor profundo
entre una hormiga al fondo de la casa,
y un gusano entrometido bajo la puerta,
huido hace media hora
también hacia donde lo espera la hormiga,
no impide que se dejen ver amándose de una forma tal
que la consumación sexual parece sólo un trámite
entre tantas caricias y versos al oído
que el gusano declama ante la mirada fija
de un hombre soñando
con las pupilas encendidas.

No hay vasos sobre la mesa,
tampoco botellas,
sólo un cenicero que recibe los escombros
de la medicina que permite pensar
que cada Dios es una casa,
y que sus cerebros son las ampolletas
que nos indican el camino lógico
en medio de la noche diablesca
que incita a tropezarnos
con nuestra propia torpeza de no poder ver
en plena oscuridad.

Más a la orilla, en tanto,
el mismo hombre asegura que la luna
comienza a toquetear coquetamente
a la ventana que, como buena mujer,
no hace más que estar quieta
ante tal excitante arremetida;

segundo después
claramente el sexo se vislumbra
entre la ventana y la luna,
todo en medio del humo
volando hacia el entretecho
que espera dormido.

Otro individuo recién comienza el sueño,
y afirma que su boca es un volcán
eructando los flatos del almuerzo
aún activos,
escribe que sus labios son el pico volcánico
en medio de una blanca cordillera
que sería las paredes pintadas hace tres semanas
del color de las nubes veraniegas.

Y en el baño,
un joven sentado llora por la indiferencia
que su propio estiércol hace al no responderle
el por qué es que tan sucio
y asqueroso.

En la pieza,
otro soñador que gusta la escritura,
toma lápiz y papel
y redacta el poema de los buenos volados,
diciendo que es el poema de los dioses
y de la planta que nos hace libres
frente a la desgracia que la realidad nos propone,
escribe que cada día somos unos seres vivos,
pero que esta noche,
con el humo disipado entre cada respiro,
somos más personas que nunca,
somos hombres,
vivos y ajenos a la exequias de lo rígido y legal,
somos los hombres dueños
del Poema de los Buenos Volados.

martes, septiembre 16, 2008

ESTA ESPECIE DE POEMA NO TIENE NOMBRE



Tengo la impresión de que este es un buen momento para escribir,
escribir lo que quiera escribir la escritura,
sin siquiera tener la necesidad de nombrar mi nombre,
para que nadie me nombre
aun cuando sepan que ya soy un hombre.

Tengo la impresión de que este es un buen momento para escribir,
escribir tanto como el número de mentiras que el Vaticano me dijo
cuando recién portaba la túnica ante el colgador de cruces,
o como cuando debajo de esa misma alba la pelvis jugaba a masturbarse
y saltar antes de que el viejito arrodillado frente a la virgen
diera vuelta su alma y descubriera el fogoso flirteo de la palma derecha
coqueteándole al miembro,
porque decir miembro suena mejor que llamarlo pene,
pico, callampa, quetejeidi, 4 letras, dedo sin uña,
pija, chocapic, longaniza viva,
suena mejor y más amable,
más lindo y hasta más tierno (para los sádicos, locos
y escritores),
así que hoy seré el semen de la léxica
y diré que de mis dedos están sucios
no por ser sucio,
sino que por falta de agua,
que no es lo mismo, pero es igual.

Tengo la impresión de que este es un buen momento para escribirle a la luna,
y aunque los poetas vanguardistas digan que la luna es cursi,
yo les digo que se vayan al mismísimo carajo,
que se pudran allí justo donde el diablo deposita sus fecas
y donde se fornica a los rebeldes santos
con rodillas raspadas de tanto haber mamado a un Dios que a veces existe,
y que se esconde ante la tragedia del pueblo
cuando el camino es de tierra y la casa de un podrido adobe,
y es que quizás el Dios de los católicos sea el dueño de una transnacional
con la sede principal en la bota europea,
desde donde maneja las inversiones en las sucursales ubicadas en el mundo entero,
incluso en donde las paredes de la gente son de un cartón a punto del llanto.

Tengo la impresión de que este es un buen momento para no titular este poema,
anti poema, prosa o la porquería que sea,
porque no es la cabeza ni el pecho quien escribe,
sino mis dedos,
sí, mis dedos,
que ahora les da por redactar su epitafio
diciendo que quién me llore en el día de mi final,
será invitado al asado que mi hija
hará en mi nombre.

Tengo la impresión de que me quiero poner romántico,
porque me pregunto si en cada paso de mi conciencia,
habrá un instante en que sea yo quien maneje mi lápiz
y poder parir una serie de letras que no hablen más de ella,
esa musa que me hace quinceañero al poner mi cabeza mirando el cielo,
cada vez que la fotografía me cuenta de su rostro.

Tengo la impresión de que es mejor que me calle,
para no ponerme a llorar escribiéndole a mi mujer
que poco tiempo fue mi mujer.

Tengo la impresión de que ya terminé mi escrito,
y de que no sé si es poema o alguna cosa.

Tengo la impresión que tampoco le he puedo nombre.

domingo, septiembre 14, 2008

¿DÓNDE ESTÁN LOS DINOSAURIOS?


"Los amigos del barrio pueden desaparecer,
los cantores de radio pueden desaparecer,
los que están en los diarios pueden desaparecer,
la persona que amas puede desaparecer.
Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire,
los que están en la calle pueden desaparecer, en la calle,
los amigos del barrio pueden desaparecer,
pero los dinosaurios van a desaparecer.
.."


(Los Dinosaurios - Charly García)



¿Dónde están los Dinosaurios?
se preguntan en la tierra;

algunos dicen que duermen,
otros que fueron devorados por el miedo
a tener que sentarse a cancelar sus deudas,
algunos creen que hubo un meteoro de votos
el que terminó por convencerlos
de que era mejor guardar la cabeza
y esperar a que nadie habite el planeta
para volver a ser los súper gigantes,
los dueños del pasado.

¿Dónde están los Dinosaurios?,
ningún humano consciente lo sabe.

En la radio cuentan de que siguen vivos,
uno huyendo de la urbe,
otro corriendo entre la aduana
vestido de algún otro animal
para no ser cazado por la muchedumbre,
y así evitar que siga siendo parte de un mito,
aunque los supuestos son supuestos,
y los Dinosaurios no están.

¿Dónde están los Dinosaurios?
se preguntan en la tumba los pequeños cocodrilos,
aquellos mismo calcinados frente a sus cuevas
por creer que la libertad era de ellos,
y no de los dinosaurios,

¿Dónde están?,
cantan los artistas,
¿dónde es que quedaron sus infames huellas
teñidas del color político que tanto odiaron?,
¿dónde es que duermen libres los Dinosaurios?
¿dónde cantan sus sopranos cobardes
que ayudaron a maltratar la raza
cuando esta fue de ellos y solo de ellos?,
¿dónde es que caminan sus podridas almas?

¿Dónde comen los Dinosaurios?
¿Cómo viven sus sienes con la historia golpeándole
a cada segundo sus cabezas?

Sé que los Dinosaurios están vivos,
acurrucados en algún escondido búnker
muy lejos de Santiago,
ajenos a la plaza de septiembre
que celebra la junta de O´higgins,
ajenos a la sala de reuniones,
desde donde se convirtieron
en los feroces Dinosaurios.

¿Dónde están los Dinosaurios?


miércoles, septiembre 10, 2008

ANTES DE MORIR



Si en los últimos 2 minutos
he de morirme,
pido como último deseo
tener un lápiz y una hoja
y redactar mi último suspiro,
para que los mortales me lloren,
con más ganas,
el día en que todo se vistan de negros
y me brinden con sus llantos..

domingo, septiembre 07, 2008

LOS INTELECTUALES


El Intelectual es una alergia
que deprime o alegra a la sociedad,
trabaja junto a la luna,
duerme con las nubes
y dice que el mundo guarda una bomba
entre sus colmillos,
mientras su cocina es un infierno
por desconocer que el basurero es para la basura,
por ignorar que la tierra es para caminarla
y no para imaginarla,
por sacudir a los tecnócratas
y tacharlos de corruptos mercenarios,
lamebotas,
mientras desde su balcón
se escuchan los cantos de unas copas
tiradas sobre la alfombra,
sin poder levantar un solo soberano dedo,
el mismo que podría en un segundo
salvar del hambre a cualquier escuincle
botado en la esquina de su casa.


El Intelectual posee anteojos,
aun cuando el ojo esté perfecto.


El Intelectual tiene barba blanca cuando es viejo,
leyó Condorito y alguna vez fue exiliado,
de su país o de su vida,
pero fue exiliado;
se hizo amigo de Londres y de París,
cantó como las gafas de Lennon,
besó el teclado de Charly
y afinó la cuerdas de Silvio,
se enamoró del lenguaje,
de los labios,
de la cama pintando la silueta
de la mujer durmiendo con camisa de hombre y sin pantalones
a las 7 de la mañana,
se maquilló con el humo de la hierba
despreciada por el banquillo de la derecha,
y hoy asume su locura
porque el mundo no siempre gira al revés.


El Intelectual alguna vez escribió como yo,
pero en otro tiempos,
donde pensar distinto no era cosa del pueblo
y era razón suficiente para ser famoso.


El Intelectual tiene alas,
y sabe transitar sobre el agua,
pero duda pisar la tierra,
porque no sabe caminar como nosotros,
los humanos.


El Intelectual vive aislado,
con su manta de lana popular
y con su mente llorando la soledad
de no ser entendido.


Un Intelectual solo habla con otro Intelectual.

jueves, septiembre 04, 2008

LOS ANTIDIOSES



La hierbita a veces toca la batería,
juega con las cuerdas
y bebe junto a los pianos
la última gota de rock and roll
sobre el whisky derramado
en los pechos de las monjas,
pechos lamiendo muslos
en los camarines de los Antidioses,
que profesan la plegaria del polvito energizante,
que rezan a la tierra sus hijas verdes
capaces de besar el intelecto de los creadores,
genios de la verdad sobre el escenario,
genios de la noche sobre la cama movediza
que gritan promesas olvidadas a la mañana siguiente,
genios de cortos
gambeteando a los normales
para depositar en la vagina del estadio
el estallido del éxito,
el grito de un orgasmo compartido
por el aguante de los esclavos,
hijos y arquitectos del palacio interminable
de los Antidioses,
que ven cada día cómo el mundo
les regala vuestros fieles rezos
en la radio, en la tv, en lo diarios,
y en la calle.


Y mientras el humo golpea las calcetas,
otro Antidios se cae de la tarima
poniendo a prueba nuestra fe de pecadores,
recriminándonos por dejar un segundo de besar el templo
para darle de comer a nuestros hijos,
olvidando la homilía del sábado por la noche
que dice que hay que cantar hasta que duela,
que dice que hay que alentar hasta que duela.


Hay Antidioses que hacen goles con la mano,
otros se caen de los edificios
para comprobar si la tierra realmente es de tierra,
otros, en tanto,
se cortan las mangueras de sus cuerpos
para que toda la hinchada del codo sur
llore como si el tablón cordillerano
cayera sobre nuestras cabezas,
cabezas iluminadas del spiriri santi
de Roma y su techo de oro,
cabezas amasadas con las manos del todopoderoso
que nos dice de los genios
que habitan en alguna tonada pasmosa,
y a quienes debemos adorar
hasta que termine el concierto de nuestro mundo,
o hasta que muera el partido de nuestras vidas.


El Antidios es un intelectual,
porque sabe como morir,
pero desconoce de la vida,
no sabe cómo dormir.