viernes, julio 09, 2010

QUIZÁS EL IMPACTO



Quizás sean los años,

o quizás el whisky,



quizás sea mi cuerpo

que insinúa desazón y burlas,


quizás mi cabellera tenga forma de inodoro

para las palomas,


quizás sea el disco que suena en el parlante,

o mi aliento con olor a estupidez

servido en esta mesa,


quizás sean mis poemas,

o mis canciones,

o mi fanatismo por la ternura,

o mis rasgos de locura,


quizás sea mi difunta cabellera larga

la que ya no interpreta las tonadas

que te hicieron terminar dormida

entre medio de mis sábanas,


quizás sea mi enemistad con los gimnasios,

quizás mi hostilidad a la ingeniería,

quizás mi letargo a las sudaderas blancas

o a las fotos en la playa,


quizás sea mi perfil de intelectual,

lejos de la inteligencia,


quizás sea mi nombre,

o mis palabras,

quizás mi ciudad,

o mis ansias de hermandad,


quizás sean mis protestas contra Dios

o mis blasfemosas alabanzas a Maradona,


quizás sean ellos,

quizás sean todos,

quizás sea ella,

o quizás sea yo,


quizás no sea nadie,


quizás el aguacero

haya venido por su cuenta

a inundarme los rincones de vida

que me quedaban por el resto de la tarde,


quizás deba aquí

despedirme del último verso y mirarme al espejo,

para entender que la perfección varonil

la tiene aquel bendito tarado

de mejillas rasmillantes y pelo medio liso,

que camuflado con fibras viriles

a medio relucir,

se emborracha en ella y sin misericordia

en las cercanías de donde habita

el Valle de la Mocha.


Quizás la muerte,

entregue nueva vida,

o quizás esa vida,

nos entregue una nueva muerte.