viernes, septiembre 25, 2009

ABRIL


Fui de los que me pregunté

por qué los poetas y los cantores

se rinden con tu nombre,

fui de los que me vendí a la intriga

de saber qué es lo que producen esas cinco letras

tan armoniosamente ordenadas

en la cabeza de los creadores,


puede ser que en tu vientre escondas algo más de hojas caídas,

puede ser que la primavera nos engañó a todos

o que el otoño nunca ha sido otoño,

o serán los árboles desnudos

los que incitan a tomar el banquillo

para sentarse a inventar estribillos.


Sea como no sea,

Abril lleva siempre mayúscula,

es el posnatal de los oficinistas,

que semanas antes

vieron diluvio en sus cabezas y en sus bolsillos,

es la vedette de la trova,

desde donde nacen los pasos

hacia la vida o hacia la muerte,

es donde se conjuga el diablo bebiendo cerveza

con el Cristo buscando adeptos,

es donde se le ocurrió nacer

al Maoma de los Mormones

y es donde nació el amor

de nosotros, los llorones,


Abril lo canta el mundo,

Joaquín en España, Rodolfo en Argentina,

y el viejo Ángel en Chile,

lo cantan los dioses

y los reyes,

lo cantan las alamedas

viendo morir al Tío Lalo,

lo canta mi madre,

viendo nacer a mi hermana,

lo canta la historia,

mi historia.


Abril me vio nacer escribiendo sobre un papel,

y hoy lo veo morir

en el último segundo

donde nos vemos solos

y en distintas ciudades,

esperando que las 12

marque el inicio del 1 de mayo.



viernes, septiembre 11, 2009

ANA GONZÁLEZ


Su casco vestido de nube
se pasea entre los años;
camina y llora,
lleva colgando entre sus carpetas
la historia escrita con la sangre arrebatada
en los años sucios,
años cabalgados por los campos de flores negras,
años descansados en la memoria viviente
que la mantiene despierta,
surcando el silencio de las bestias
que impunes todavía,
hacen el brindis de cuello y corbata,
escondiendo entre la vergüenza y el remordimiento
el fétido traje de la muerte
con color verde olivo.


Anita la pobladora, le dicen los poetas,
Anita la guerrera, le dicen los dioses,
porque ni su exorbitante volumen
la hicieron renunciar a la historia,
no se le cansaron los piel ni los gritos,
ni el brazo con los rostros ausentes
mirándonos la frente,
pidiendo que seamos un poco más hombres
para no hacernos los sordos,
ni escondernos en los cantos del emperador,
que siguen presentes en los banquillos de Valparaíso.


Anita la rebelde, es la madre de la tierra
y del Zanjón,
y de San Miguel,
y de la historia,
sin tener charangos ni vientos,
sin tener los hijos
a quien regañar los domingos por la mañana,
sin tener fusiles ni democracia,
sin tener los sueños de la cobardía.


Anita no se cansa del humo,
porque sólo fue el humo
quien la acompañó en su expedición punzante
para encontrar sus tesoros robados,
para borrar de la cabeza
las pesadillas del gran hermano
hoy con los pesos de los años
cayendo sobre su celda,


no dejes de cantar, Ana González,
que el Manuel, Luis Emilio, el Mañungo
y la nuera Nalvia,
tendrán los honores de mártires,
quizás no de los gobernantes,
pero sí de la bandera,
recuerda que es tu pueblo
el que tiene memoria,
y el que tiene historia,
por eso es que te escribo
gorda de la calle ,
para que no te canses
ni aun con la muerte
persiguiéndote a paso firme,
porque será tú la nueva virgen
a quien le demos rezo diario,
porque serás tú
la nueva dueña del pasado,
y seremos nosotros
contigo al lado,
los que escribiremos el futuro.