domingo, julio 22, 2007

ESTADIO NACIONAL

Poema


Hinchas son las voces enhebradas
en la injusticia y el dolor,
mugiendo bajo la noche y hasta el hartazgo,
libertad en el pasto a lo lejos,
donde se muerden las migajas impotentes
y descansan los gritos vagabundos
de siluetas maltratadas
en medio del llanto de un país hecho guerra.


Almas en ropajes destrozados,
son también pequeños hijos de la sangre,
circundantes en el desgarro infame de unos hombres
teñidos y desteñidos,
con un cada vez más cruel color verde olivo.


-- Cementerio de inocencia --


Tengo una ametralladora apuntando tu cabeza,
soy fuerte, soy bueno, escolto tu purgatorio,
y me embriago en tus nervios de puto marxista,
y me río en tus miedos pobre lagrimeante
y te orino mi ignorancia en tu ahora cobarde bandera roja.


¿No hablas?
Abre la boca maldito comunista,
trágate tus gritos perversos y seduce de una buena vez
mis sorbos de política deformada,
delata a la voces inocentes, excita los deseos
de mi patria vuelta en armas,
y ya no abandones el dolor, sigue cenando con los golpes
que así por fin se eyacula mi ego imperativo.


-- Casa de la muerte --


Los pórticos asombrados no paran de fruncir el ceño,
no hay vallas ni jugadores, mientras,
el balón huele al aliento de terror del Disco Negro,
el mismo que deja escapar la tiniebla empapada de sangre,
la misma que en medio del campo
le conversa a la tortura, la invita a la gala
de un baile de voltajes y azotes,
más el bufé de carne humana
hirviendo en gemidos vírgenes de delitos.


Hay un árbitro,
exento de fusiles y marionetas,
mas solo es un hombre,
a cual perro hombre llaman El Encapuchado,
encargado de hacer llover en la butacas
la rabia masturbada en la traición
de la honra y la confianza
traspasadas en el domesticado reclamo diario
al siniestro animal de intenciones ocultas.


Masacres son los días vomitados en la hierba
de hombros atónitos y curiosos,
preguntando por la ausencia de los codos y tribunas
vacías de muchedumbre fanática y colorienta
y por la brutal presencia de turbios primates
insociables y patrones
del vulgo hecho ideas y nervio vulnerable.


Son dulces ya las magnolias,
esas que corren por la lluvia derramaba en sus cabezas,
celebrantes por el tranco de la sangrienta bulimia,
junto a los portones que estiran sus brazos,
esperando la tibieza del sollozo,
haciendo reír a los soles que alzan sus copas
vertiendo la desdicha y la venganza
bajo los incontables zapatos que corren,
corren a merced de las armas silenciadas,
corren en ausencia del fúsil bajo la nuca,
corren en busca del mutismo presidiario,
tan fuerte como alguna vez, corrieron de cortos,
algunos también inocentes buscando,
en dominio de la esfera incansables de giros,
el arco de nombre libertad.


miércoles, julio 18, 2007

PACTO II

Poema


No hay más pacto presente,
que el espumoso silencio
de nuestras ajenas miradas,
calladas a la orilla de la distancia.


Soy, y mas nunca fui,
la amnesia del odio y el pasado,
descalzo ante el recuerdo,
borracho en el olvido,
fumando el polen de tu aliento
presente en la bestia inconciente,
dócil y frágil,
de tu imagen difunta en el papel.


Dejé hace un tiempo de ser hombre,
cuando las tablas y las noticias
se coqueteaban amoríos
en la cima silenciosa del Pacto
hecho aire,
hoy espeso y mal oliente,
hueco en la tarima volcánica
del dolor escondido
bajo el torrente de fluidos
quebrados con el Pacto exánime.


Busco en el inter tanto,
en algún otro mundano paraíso,
las boletas que satisfagan los llantos
sutilmente ocultados y retocados,
y que en mi ventana no dejan de espiar,
junto a la brisa de la muerte,
la demencia de mis justos párpados
maltratados en la discordia de nuestros nombres
hecho arte y belleza.


Mas los restos del sublime acuerdo,
engendrado en la brisa perfumada de abril,
siguen derramados bajo la falda de las luces
derretidas por el tiempo y la distancia,
y ni los años ni la rabia,
podrán fundir mi nerviosismo exacerbado
ni tampoco el sismo de mis manos
cuando en la sombra de mi mente
regreses en aroma o en imagen.


[ T - I - E - M - B - L - O ]


lunes, julio 09, 2007

HISTORIA DE AMILOLOS

Poema


Nunca fue culto ni soberbio,
tampoco cuico ni galán,
solo un hombre con gustos de hombre
y pensamiento femenino,
atrapado en la banalidad y la ignorancia
del desconocido amor estupefaciente.


Ella, mientras,
fue el galope de los años,
hecho dones de belleza desnuda en su silueta,
rebelde de intelecto y emociones,
a veces cercana a la muerte,
a veces vestida de sangre
y compañera de los llantos,
pero radiante ante la masa,
subida al acorde de su rostro fantasioso,
bello, dulce y pulcro,
como el eco anaranjado de la tarde
murmullando el aullido de unos cuerpos enamorados,
o quizás como la agonía degollada en las sonrisas ,
o como el hambriento vagabundo hablando de su vida
ante un inventado buen amigo.


Quién sabe, quien sabe de lindas letras
y jubilosos versos,
que logren si quiera
producir el aroma de sus ojos.


Mas fue que un día sin momento,
Dios ebrio dormía en la nevada
de algún bar de mala muerte,
y en su desconsuelo imperdonable,
asintió la friega de estas dos canciones
de carne y hueso, hecha tango y guitarra,
trova y poesía,
justo al costado de la saliva de la casa
donde dormía la mala suerte.


Fue así como se eclipsaron sus miradas,
sentados frente al ocaso
del alguna turbia y suave niebla de abril.


Y comenzó luego el hombre,
a sentir en los azotes relinchar,
junto al frío de los muelles vigilantes,
los susurros brumosos en su cuello,
a la vez que caminaban sin permiso
las caricias en su pecho intimidado.


Alguien lo abrazó,
no hubo luces ni formas,
solo el escape de rugidos silenciados
junto al gemido de los labios,
suavizados con el espasmo de los vientres,
que se saludaban en la suspensión de los miedos
abstinentes de los credos y oraciones.


¡S - U - S - U - R - R - O - S!


No fueron más que dos extasiados vellos
en la solapada barba de los años,
perdidos quizás en la calvicie de la vida,
anti éticos, morbosos y amorosos,
jugando a ser padres sin hijos,
a niños crespamente desnudos,
con la botellita girando en medio de la noche,
esperando al dueño o dueña
de los sueños excitantes y armoniosos.


Pero de vino tinto y empanadas
llegó al hombre el llanto del divorcio,
cabalgando descarados los recuerdos
en los ramajes de sus ojos maltratados.


Así hoy la vida no canta,
tampoco el filtro de las voces sonámbulas
circundantes en la elocuencia de los hielos,
privados en ese masculino torso,
jadeantes en las difuntas sonrisas
que muerden a sus ermitaños silbidos.


Pese al tiempo y la distancia,
a veces él la ama.
Y ella,
más de ella no se sabe nada.