miércoles, septiembre 18, 2013

FLORES AMARILLAS



Hoy fue un mal día,
me despedí de los amuletos,
fríos e impunes,
que me vieron arrodillar la cabeza
buscando solución,
rogando misericordia de amor
ante el desamor
que me miraba de arriba abajo;

mi cuerpo: un mar indócil y turbulento,
remolinos bajo el cuello
y entre mis cejas,
nació la púrpura natural de la muerte,
en las pupilas el agua
y en el puño, la ira contra el cristal
que llamó a la sangre.

Hoy fue un mal día
para  ser hombre,
crucifico avellanas en el nombre de la agraciada
que con una frase impía y tres versos de soledad
me dejó esperando respuestas
al libro de reclamos
que acabo de recibir.

Para entender el inicio,
siempre es bueno saber el final.

Mas hoy fue un mal día para dar recetas,
me acostumbré a pararme de rodillas
ante Dios y ante el hombre,
ante la mujer, sólo una sonrisa
con la voz quebrantada,
¿cómo despertar de un sueño americano
si ni siquiera alcancé a cerrar los ojos?

Cristo es una estatua desfigurada
buscando perdón,
yo una momia petrificada
escribiendo una canción.

En el aire espantado de un séptimo piso
mirando hacia el oriente,
una Paloma gris
redacta el bando del juicio final,
sin honores
cerrando las puertas de un tribunal injusto
que me rechazó el asilo
dejando en la fosa común de mi habitación
flores amarillas,
como primavera rota,
esas putas flores amarillas en mi entierro.