sábado, abril 07, 2012

EL SUDARIO DE LA RIBERA



¿Cuántos metros tiene el puente?,

cuántas súplicas al borde de la muerte,
cuánto plomo sobre el callejón,
precio del grito,
sin misericordia de los impunes
que olvidaron la necesidad,
que escondieron la razón,

¡Válgame Dios la oportunidad!,
el pescador encapuchado,
se cubre el rostro con dignidad,
levanta los brazos,
vómitos de frustración
contra el uniformado,
que con armadura
olvida el corazón;

y una tregua excepcional
hace de los fierros naranjos
una pasarela en medio de la montaña
para adultos con necesidad,
para esclavos, de la eternidad.

¿Cuántos Jesucristos salen a la mar?
¿Cuántas cruces mueren,
bajo el escritorio de un ministro?

El rezo se hace en medio de las bombas,
la eucaristía, cae junto al chorro de agua.

Mahuen cambió las luces rojas de un semáforo
por la sangre hirviendo de una fogata,
yo cambié mi objetividad frente a la pantalla,
mucho más que por un beso en la mejilla,
¡qué mas da!,
el mundo cambió su perpetuidad,
por un centenar de industrias.

El honor nunca usa corbatas,
el amor, tampoco se viste de uniforme.

¿sabes navegar, amigo periodista?
la naturaleza toma palco
y la costanera, nos guiña el ojo,
la vergüenza cruza la Ribera Sur en helicóptero,
nosotros la cruzamos en bote.

¿Puedes negarle un beso a la niña enferma?,
¿puedes tomar el ramal, y golpear la espalda de aquella anciana?
¿puedes acaso aprobar una hidroeléctrica?
yo puedo mentir para vivir,
pero no puedo vivir para mentir.

Sepa usted entonces,
que la fertilidad no solo se da en el vientre,
sino también en la tierra.

El agua cae de arriba hacia abajo,
de abajo hacia arriba,
de río a río,
llueve con desgarro, insaciable,
y el verde,
pinta los cerros en medio de las casas,
ha muerto el Ozono
y sin embargo,
sucede que aquí
no hay agua ni calor,
el dinero,
busca conciencias
para hacer el amor.

Me pregunto ahora que estoy acá, hincado en la burguesía,
¿podré volver a sentarme con Dios, al final del día?
¿cuántos santos le golpearon la puerta al señor ministro?
El carpintero sabe tan poco de política,
como el abogado sabe tan poco de barrendería.

Yo me quedo en la desesperación,
usted sabe que en el bolsillo,
está la solución.

No mas me queda decir
que nunca olvide,
que el mundo, la vida, el planeta,
todo, parte desde el sur.

lunes, abril 02, 2012

EL PENÚLTIMO RESPONSO



Tengo los 26 años adentro del cajón,

grupos de personas alrededor,
un recuerdo,
las 37 mujeres
a quienes en una sola cama
les habité las entrepiernas,
tengo un reloj de imitación,
unas gafas sucias,
una canción,
y una carta de mármol,
en un pequeño parque
lleno de cruces.

La guitarra a veces encuentra funeral,
porque un cancionero
también es un epitafio,
y a la larga,
la vida también
vive para morir.

Yo escribo sobre la mesa,
la última mirada hacia atrás,
los años de carnaval,
los bailes en el colchón
a medianoche y sin pastillas en el velador,
y guardo mis errores en la cabecera,
y juego en un manicomio
a ver quién es el verdadero genio,
y juego en el Paseo Ahumada,
a ver quién es el verdadero loco.

Estoy muerto y con los ojos abiertos,
me bebo los últimos secretos del bar,
golpeo al vendedor,
me golpea el cuidador,
y vuelvo a llorar;
la imagen tan severa, me desespera,
¿qué dirán mis putas, viéndome estallar?,
qué dirá Javiera,
a quién no he vuelto encontrar.

No quiero a los curas hablando de moralidad,
no quiero flores,
ni lágrimas en el altar,
tal vez Kurt Coubain tocando el Ave María,
haría de la virginidad,
el único pecado original.

Pero tengo un traje gris para la ocasión,
los rockeros, ¡ay! de mis amigos los rockeros,
sacudirán sus cabezas,
y los trovadores, mirarán el suelo,
mientras yo dormiré sobre un papel,
que necesita su historia,
habrá un poco de melodía,
y un cóctel a la entrada del dormitorio,
esperando que esa tal García,
se digne a aprobar mi exhumación,
antes, mucho antes
de que termine el día.