Tendría que secarme la piel y volver a ser un águila
Entre la niebla de mis nervios que desordenan mi cuerpo.
Quizá habría que volver a nacer, habría que
Unificar nuevamente los cielos,
Imaginar que la tierra es sorda y
Esperar que la canción suene para controlar mi boca y
Rumorear un ensayo de letras predefinidas,
Ocultas ante el momento que permita discursearlas en tu podio.
Y todo mientras es oscuro en la entrepierna de mis miedos.
Tratemos entonces de silenciar al sismo que asesina mi mejilla
Enajenemos los cuerpos y digámonos también que aún existe la niñez.
Así, te parece, seamos hijos del diálogo y arriesguemos nuestros rostros,
Mientras todo el mundo se pregunte qué es lo que me digno a declararte,
Ocultos en la palabra invisible, que tú y yo nos decimos cuando callamos.
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