martes, febrero 03, 2009

DESDE EL PISO 11





La noche se ve sobre la frente
y bajo el mentón,
se aprecian las mismas estrellas
cada cual con su vida,
algunas afirmadas de un poste,
otras moviendo las ruedas
llegando al final de la calle,
lugar donde comienza a volar por el viento
la melodía de un trovador cubano
y que llega hasta la más escuálida altura
desde donde baila mi lápiz
sobre el techo de la gran ciudad.



Allá arriba yace mi boca,
gritando en silencio,
mientras la noche se arregla su escote,
para salir a besar las caderas de los bohemios,



y un cantor que buscaba mi conversa
me invitaba a sostener un vaso,
que callaba cada vez que entre mi pluma y el papel
se producía la escena de lujuria incontrolable,
desde donde recordaba a mi Masiel
que muy lejos de mi
alojaba junto a mi cuerpo
y mis letras,
atados en medio de todas las estrellas
de esta burda capital.



La noche ya muere sobre la frentey bajo el mentón,
al igual que la esperanza de mis brazos,
que en el último parpadeo de esta ciudad
comienzan a inclinarse ante la viveza de la muerte.



La brutalidad es de los dioses,
el recuerdo es de los hombres.


1 comentario:

Unknown dijo...

Tan amplio y tan fugaz el sentimiento q inspira este poema, q me hace recordar q tambien he sido victima de este tipo de soledad obligada por las noches en esta ciudad.

Mis saludos.