sábado, septiembre 22, 2007

VÍCTOR JARA I

Poema


Qué lecho más triste, qué sangre más cruda es la que corre
en la muralla de tu muerte.
Las cuerdas lograron ocultarse,
y miran desde el aula a tu espantado pecho,
ese que camina entre las yemas de las armas,
afirmando la nuca en el obligado vuelo de tus manos,
cansadas,
tiradas en el pánico fecundado por tus cantos,
esos cantos de vida, esos cantos de hombres
enamorados y esforzados,
los cantos del pueblo, tú pueblo
ultimado en la discordia de la fuerza
y la razón,
la misma pisoteada el día en que callaron
las armas discursivas,
y se levantó victorioso el invierno
de pólvora en las cabezas.


¿Qué tienen tus huesos, Víctor?
¿Qué tienen tus huesos que no lloras la vida?
¿Será una indolora estatua la que porta tus maltrechos ojos?


Aún ante la muerte,
emigra de tu rostro la última clase
del canto universal,
tragándote incluso las botas escupidas
del Príncipe,
en el instante mismo en que sonaron tus cuerdas
perdidas allá entre las esplendorosas nubes.


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