miércoles, marzo 04, 2009

CARTA ABIERTA PARA LA MASIEL



Mira hacia las afueras,
miras las calles fornicando ruedas
y a las veredas eyaculando cenizas de hombres,
creyéndose reyes y seres productivos,
humanos con zapatos y abrigos,
y sin embargo por dentro están podridos y alterados,
apurados y muertos,
estresados y pasivos.


Mira en lo que hemos terminado, mi Masiel,
mira la indiferencia del mundo
que se autovomita sus propia naturaleza,
mira la debacle de la tierra
que ya no ve a la noche
seduciendo a la luna,
ni a la luna seduciendo a nuestros ojos,
no hay sexo entre nubes
rendidas ante el sudor del planeta
que quiere morirse
de tanto golpe
sobre su pecho.


Mírame Masiel, mírame a la distancia,
que no tengo vida ni trabajo,
no tengo auto ni casa,
no soy intelectual ni menos artista,
soy una podredumbre
escarbando sobre tu cuerpo
y sobre tu cabeza,
soy la sombra sucia que persigue tu nombre,
soy un pordiosero
tumbado en medio de la calle,
guardándote luto aun cuando estés viva,
plenamente viva.


Mira hacia las afueras, Masiel,
y llora por mis letras
aunque sea por pena,
aunque sea por lástima,
y apréndete cada centímetro de este verso,
porque yo me voy al infinito,
impenetrable,
de donde te seguiré cantando
aún cuando te me vayas de la vista,
aunque te me vayas de la vida.


Mira como caen del cielo los mortales,
como mueren sus cuerpos secados bajo la tierra,
y mira cómo fallecemos los dos,
suspendidos en el aire de la poesía
que nos une junto a nuestros ataúdes de cristales,
que nos seca la humedad que produce mi agonía
por seguir escribiendo sin siquiera saber
si algún día volverás a leerme.




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