martes, marzo 13, 2007

MASIEL II

Poema (Segunda parte)

VII
Rumorosa en tu placer,
un aliento de gemido sollozaste,
brotando humos en las caderas,
excitando vientos en los pubis.


VIII
Y en la sencillez humilde de tus senos,
descansó esa física vergüenza,
superficial en mi mente,
inquieta y revoloteante en la tuya.


IX
Mientras, la brisa enfriaba
la idea conservadora de no poseerte,
y la piedra de tu furia,
enervó aquel término de mi montaje.


X
Mas en la provincia de mi cuerpo,
profiriendo esas delicias nos quedamos,
mugiendo los vientres en el roce,
indagando nuestros sexos en el clímax.


XI
Y así,
en la rivera de nuestros futuros,
de la mano lo enfrentamos,
juntando sonrisas,
cantando en los besos.


XII
Y tú,
que a mitad del viaje,
el ascensor detuviste,
vaciando esos frascos,
durmiendo en la camilla.


XIII
Dócil y bella, sutil y espontánea,
circundabas la inconciencia,
con delantales blancos en vigilia,
con ser víctima a la espera.


XIV
Ingrata, suicida,
la dosis de la muerte,
con las paredes del refugio
mirando en la impotencia.


XV
Y mis ojos subyugados,
al cantar de tu desgracia,
anuló la soberbia,
expulsó la ternura.


XVI
Te quise
luego en la penumbra nuestra del silencio,
con abrazos distanciados, llamadas restringidas,
con versos golpeando el útero.


XVII
Y el camino se alargó,
al costado de nuestros pasos,
suspirabas más despacio,
mirabas otros rostros.


XVIII
Pediste una templanza,
bajándote del vagón,
con la lluvia golpeando las cabezas,
y las sonrisas escondidas.


XIX
Tierno en la almohada,
le robé al tiempo tu imagen,
gimiendo una tristeza,
pensándote en la soledad de mis ojos.

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