martes, abril 03, 2007

PACTO I


Le suplica al tiempo de rodillas.,
en las algas derretidas de una noche.


Furibundas,
las pupilas que golpean una imagen
de la perla opaca en brillantes oscuros,
que sonreía al ebrio de llantos circundantes.


Se escuchan las malezas de un bolero,
junto al espanto silente de un acuerdo sin homenaje,
mientras el canto humilde de una brisa
rebotaba a espaldas de la calle.


En la puerta se afirma un deseo,
que en la savia amarga se niega a reposar,
y así también se encuentra el dolor,
que aterriza en girasoles cotidianos.


Triste es el hombre,
que consume recuerdos,
el que se traga infiernos diarios
con sorbos de brumas flagelantes.


El pacto no existe,
el pasado lo guardó en las sienes,
el presente lo busca iracundo,
y el futuro lo olvida sin reparos.

Risueña es la mujer,
que posa años en cama ajena,
que muerde sollozos foráneos,
que masturba pasos en otro cuerpo,
y que ahoga el sencillo pacto
suscrito en tiempos de belleza.


Humedad en las paredes,
y una confesión de olores en la memoria,
anteceden sus cabellos violentos,
que asoman en el vacío
de una sombra en solitario.


Las jaulas de libertad
hacen las piruetas,
para huir de las tardes en invierno,
y así quizá en los libros,
buscar una tercera musa
con algún otro pacto bajo el brazo.

1 comentario:

Marcela Paz dijo...

Julio....

Me gusto el poema...

Pero...ya de verdad creo k o estas mil atareado y yo soy la atareada....hace mucho rato k no tengo noticias de ti...

Te llego mi mail?

hablamos

chau