viernes, febrero 08, 2013

POEMA DE UN SUEÑO SIN RETORNO



El jardín se me hizo escaso,
la noche de amor duró apenas un suspiro
y ahora no tengo qué comer,
en realidad nunca tuve qué comer,
las vitrinas están muy lejos
y mis brazos cortos no dan con tanta hipocresía,
enfrío mi nariz en los cristales
viendo pasar el otro mundo
lleno de bolsillos, fumando cigarrillos,
corriendo por los pasillos
de un paraíso que se autoproclama idolatría,
que me dice qué hacer y cómo hacer,
profecía auto-cumplida de los señores
que deciden cuánto se debe sonreír
cada fin de mes.

Al menos la luna es gratis.

Gratis para hacer el amor, que también es gratis,
gratis para rezar ante la última esperanza
que nos permita abrir la boca sin tener que matar,
gratis para soñar
los cuentos de Pablo de Rokha,
gratis para caminar, que por el momento sigue siendo gratis,
gratis para pensar que este es un nuevo día
para empezar.

A quién le importa lo que escribo,
a quien le importa si pierdo los estribos
y me pierdo en los suburbios
desnudo y embriagado,
haciendo del caos mi mejor canción,
caos que nos devuelva la razón,
la razón de estar vivos,
sin tener que pagar por respirar.

Llevo los zapatos sucios y me importa un carajo,
voy con el hedor de los compadres
que en las calles siguen pidiendo limosna,
sus lenguas se caen a pedazos
y yo, que no llevo más que un anillo de madera,
no puedo sino que darme cabezazos
ante un mundo, que cada día,
menos me pertenece.

El diablo se viste a la moda,
vista de honor en un palacio con corbata,
yo apenas tengo una bata que regalar,
los enanos salen con armas a trabajar,
ellos cambian el pan, por 3 gramos de felicidad,
y ellas usan sus cuerpos,
para poder amamantar,
amamantar a sus hijos
y a los que les dan de comer a sus hijos.

Resentidos son sus cálculos
y sus crecimientos,
no mis ilusiones,
me caigo a ratos de mis propios sueños
y de los que no me quiero bajar,
vuelvo a orinar en la casa de los patriarcas,
y les pregunto:
¿cuántos niños muertos
duermen hoy en sus ombligos?,
¿cuántos trapos sucios
se quemarán?,
¿cuántos hijos no reconocidos
buscan a sus mamás?,
¿cuantos ancianos hediondos,
piden un poco de libertad?
¿cuántos estudiantes,
tuvieron que resignar?
¿cuántos tiempo queda,
para que se pongan a gobernar?

Quizás tenga flores en mi entierro,
quizás un llanto y una sonrisa,
quizás ninguna,
quizás tenga una copa de vino
junto a un gorrión recitando mi última estrofa:
‘tal vez sea mejor soñar
que respirar’.

No hay comentarios.: