lunes, octubre 29, 2007

INTROSPECCIÓN I



¿En qué punto de mis años,
dormirá congelada la espuma
de lo absurdo y la miel de la vergüenza?
¿Tendré marchito el cuerpo?,
¿o será mi sencilla esperma
la que enhebra la humillación de mi rostro ante estas musas?


Es el tiempo, más el tétrico avance de mis sienes,
las que provocan el día de la muerte.


¿Existirá el instante en que las risas zanjen el ataúd de mis pasiones?


Tropiezo en el asco de mi rostro,
mientras veo burlas caminado
frente al espejo de mis actos,
al instante en que huyen en silencio
esas burbujas de amores degradados
por las fallas de mi cuerpo,
y la vaga y estúpida monotonía de mi voz.


Mis ojos tienen sabor a sangre,
mis manos cuelgan inertes de mi cabeza
infectada,
y me deshago entre poemas
y canciones que alimentan la ira
de los reptiles ocultos en el cerebro.


Mi cabeza es un alga desnuda sobre la tierra.


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