lunes, julio 21, 2008

DEJAR DE SER HOMBRE


Decidí dejar de ser macho
para lograr volver a ser un hombre,
y así sanar mi cabellera
por los llantos de aquel nórdico
que se vio muerto y caminando,
inocente,
descalzo en los adoquines puntiagudos
que fueron mis labios ineptos,
sangrientos,
capaces de matar a la muerte
aún cuando ya esté muerta,


labios de hueso que se vieron riendo
sobre la desgracia más cruel
de ver perder el corazón de las sienes,
cuando tuve la desdicha de robarme unos pechos
que nunca fueron míos,
y de los cuales pagué siendo el más vil de los necios
creyendo saber que mi sol tenía cuerpo de fémina depresiva,
más una sonrisa de inocencia solitaria
con forma de derrumbe,
de donde tuve que saber que luego mi muerte
venía esquivando mis regalos,
mis flores, mi victoria,
mi entrega crucifixiada por la bondad de mis pupilas,
y así han recibido el piquete tóxico
de mi carácter defecado por la razón que me indica
que mi cuerpo es incompetente,
también la médula de mi mente,
que se pierde en la escapa de cada aguacero que insulta mi silencio.


He decidido dejar de ser un hombre,
para revolcarme donde mueren los ilusos
y convencerme de que la vida camina conmigo
aún cuando la lluvia nos quite el aire
para seguir cantando,
escribiendo.


He querido matar el papel por una tarde,
y sentarme a llorar como los niños
por saber que la tierra no siempre es redonda,
por saber que no todo lo querido tiene forma de amuleto,
por creer que la vida me debe 3 años de vida,


he dejado de ser hombre,
porque me canso de ser hombre,


he dejado la vida,
porque me canso de la vida,


todo mientras yo sigo bajando hacia la calle
de lo absurdo,
de donde caen la hojas escritas con cada puño
que me despiertan de esta historia,
diciéndome que te han quitado los brazos
para que así ya tengas una excusa de decir que ya no me sirves,
y así partir hacia dónde viven tus recuerdos,
y no tener que volver a secar mis fétidos sentidos
que ya comienzan a morirse.


He dejado de ser hombre,
porque me canso de ser hombre,


y he dejado la vida,
porque también me he cansado de la vida.

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