domingo, septiembre 07, 2008

LOS INTELECTUALES


El Intelectual es una alergia
que deprime o alegra a la sociedad,
trabaja junto a la luna,
duerme con las nubes
y dice que el mundo guarda una bomba
entre sus colmillos,
mientras su cocina es un infierno
por desconocer que el basurero es para la basura,
por ignorar que la tierra es para caminarla
y no para imaginarla,
por sacudir a los tecnócratas
y tacharlos de corruptos mercenarios,
lamebotas,
mientras desde su balcón
se escuchan los cantos de unas copas
tiradas sobre la alfombra,
sin poder levantar un solo soberano dedo,
el mismo que podría en un segundo
salvar del hambre a cualquier escuincle
botado en la esquina de su casa.


El Intelectual posee anteojos,
aun cuando el ojo esté perfecto.


El Intelectual tiene barba blanca cuando es viejo,
leyó Condorito y alguna vez fue exiliado,
de su país o de su vida,
pero fue exiliado;
se hizo amigo de Londres y de París,
cantó como las gafas de Lennon,
besó el teclado de Charly
y afinó la cuerdas de Silvio,
se enamoró del lenguaje,
de los labios,
de la cama pintando la silueta
de la mujer durmiendo con camisa de hombre y sin pantalones
a las 7 de la mañana,
se maquilló con el humo de la hierba
despreciada por el banquillo de la derecha,
y hoy asume su locura
porque el mundo no siempre gira al revés.


El Intelectual alguna vez escribió como yo,
pero en otro tiempos,
donde pensar distinto no era cosa del pueblo
y era razón suficiente para ser famoso.


El Intelectual tiene alas,
y sabe transitar sobre el agua,
pero duda pisar la tierra,
porque no sabe caminar como nosotros,
los humanos.


El Intelectual vive aislado,
con su manta de lana popular
y con su mente llorando la soledad
de no ser entendido.


Un Intelectual solo habla con otro Intelectual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tu poema puede se muy interesante, pero tu interes no me interesa, hay tantas cosas que la humanidad deja desapercibidas que no tiene otra cosa mas que criticar con un poema mordaz. los intelectuales de alguna manera a otra nos hacen traspazar las fronteras del horizonte de nuestros ojos ciegos.