domingo, octubre 05, 2008

LUNES 5 A M



"...Lejos, lejos de casa
no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana.
Y que me de la inyección a tiempo,
antes que se me pudra el corazón.
Ni calienten estos huesos fríos, nena..."

(Eiti Leda - Charly García)


Se suponía que la próxima vez que abriera los ojos,
habría una ventana que se encargaría de bofetearme el aliento,
me mojaría la cabeza con una corriente de colores
para que yo destruyera mi propia desnudez
y me bajara del colchón
creyendo que el día me esperaba para montar sus horas
como si toda la vida fuese un puto y manso caballo,
o una sucia ramera con horas extras,

se suponía que podría ser un poco más libre,
y no pensaría en lo que ahora pienso,
menos escribiría lo que ahora escribo,

se suponía que sería el tic tac de mi derecha
el que me jugaría sucio
para abrirme las pestañas
cuando la luna no existiera,

pero la cortina no hacía más que tapar
el melancólico show de un oscuro anfiteatro
montado sobre mi cabeza,
con luces puntiagudas y atentas a cada segundo estático
de la estrella madre,
que dicen no es una estrella,
pero qué más da.

Todas las esquinas son oscuras,
todas y cada una de mis plegarias
tienen el color de la noche,
noche anochesida en su propia noche,
noche dormida en su propio sueño.

Y yo no quiero vivir este segundo,
porque la noche me calcina los labios
y me convence de que soy un gato de ojos normales,
porque ni eso tiene de interesante,

me dice que nunca supe hablar como debía,
que nací en medio del desierto
y que el desierto es mi casa,
será por eso que la mujer me rechaza en la urbe,
será por eso que me odia en medio de la costa.

Se suponía que debiese ser un hombre feliz
y que escribiría un millón de versos
mucho más allá de las 5 AM,
que contasen que unos ronquidos me abrazan el pecho
y me dicen que me quieren,
pero el sol aun no se fecunda
y el cielo tiene forma de estudio de TV
esperando que mi triste programación termine,
y que la verdadera estrella
salga a cuidar nuestras cabezas,
para ayudarme a tener nuevamente conmigo
el susurro de sus ojos
rozando mis hombros.

Ya no son las 5 AM.

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