miércoles, diciembre 12, 2007

YO VI TOCAR A SILVIO JUNTO A UNA MUCHACHA


Yo vi tocar a Silvio
sumergido entre los golpes y las mañas
que el cielo recién bañado nos tenía
como presente, en la aproblemada tarde
de tantas cabezas mirando las luces que prometía aparecer
en unas horas más,
cuando junto a sus letras naciera la noche cantando La Era
y quién sabe qué más versos,
haciendo revolución en melodías que sacan llantos
cuando vomitan las tonadas caribeñas.


Yo vi tocar a Silvio un domingo por la tarde,
acompañado de dos damas,
una de mi sangre y la otra de mis sienes,
con quienes escuchamos y supimos de las minas
del rey Salomón que allí en el cielo descansaban,
supimos que es necesario partirse en dos
para no tener que cantar canciones decentes,
supimos también de una muchedumbre que cantaban como santos
cada cuerda que Silvio zanjase entonar,
aun cuando unos hombres de negro lo llamasen constantemente
para bajar del escenario,
porque el protocolo lo esperaba en alguna esquina tras bambalinas.


Yo vi tocar a Silvio teniendo sentada a mi izquierda
la mujer que me hizo comprenderlo,
lo escuchamos hasta que los zapatos decidieron mandarnos,
ella jugando a ser artista y yo escribiéndole al recuerdo,
justo en medio de parlantes que a punto nos tuvo de un abrazo
entre tantos codos peleándose la vista del viejito cubano.


Yo vi tocar a Silvio su canción protegida,
movía sus dedos coordinando la boca para decirnos
que La Era nos pertenecía,
tanto a mí como a la muchacha que ahora sin lentes posaba su cuerpo
en el sonido de las voces
que el guerrillero de las cuerdas nos cantaba
solo a nosotros,
y que nos repetía una y mil veces
que debíamos llorar porque paríamos nuestros corazones
a la vista y paciencia del creador,
su creador que hace varios meses me vienen diciendo
que no olvide a esa muchacha,
porque mis labios podrán decir que todo el calvario quedó dormido
en algún epitafio,
pero mi pecho en el silencio seguirá botando lágrimas
por saber que sólo y nada más que una sonrisa
es lo que esa bella musa podrán regalarme.


Yo vi tocar al Silvio junto a mi muchacha,
y sentí un orgasmo con el tibio esbozo de su rostro,
pues tuve sexo más de dos horas con esas voces que a mi lado germinaban
descontroladas repitiendo las letras del cubano,
porque ella también vio tocar a Silvio,
pero aun no deja el mutismo que me permita conocer
si logramos consensuar solo una tonada
que nos haga morir juntos en nuestra trova predilecta,
esa que porta el pasmoso sobrenombre de La Era.


Fui feliz. Yo vi tocar a Silvio y estaba con mi muchacha…



1 comentario:

Anónimo dijo...

Està màs decir que tu poesìa me cautiva bastante, emotiva y por sobre todo un aporte a la cultura, poesìa del alma de un muchacho tan joven e historiador..

Saludos

MaCaRI