viernes, mayo 30, 2008

CARTA DE UN FIASCO



Pasa que hoy soy una pusilánime espiga
donde gustan descansar todas las desgracias,
quizás porque tenga la cara de desgracia,
quizás porque mis ojos parecen ser una basura
que ronda de vuelta en vuelta por la sarna
que es toda esta vida,
y que me tiene mostrando la cara de asno
por dibujar con el óleo de mis sienes
toda la maravillosa escena que nos traería el futuro
si rindiéramos juntos los honores a todas estas sensaciones
de orgasmos que tienden a tener mis letras,
aunque tú te burlas de mis estúpidas mejillas,
de mi figura de romántico asqueroso
jugueteándoles las pupilas a un necio de buenos músculos,
que sólo tus senos un par de movidas busca,
pero que no sería capaz de suicidarse el pecho
por un solo minuto de tu presencia,
menos renunciar a la idea de ser hombre
para poder tener la opción de acompañarte
en cada instante en que tus ojos decidan mojar la felicidad,
en cada momento en que se te ocurra llamar a la muerte,
o a la vida,
no sería capaz de cortarse las manos para ser el insulso compañero
que cada noche debe comerse la almohada para poder ser un amigo,
menos ocuparía su día con tu figura entre medio de las nubes
jugando a ponerte los anteojos,
o a subirte las calzas mientras sonríes ante mis postura de espionaje,
tampoco te llenaría todas las hojas que tengo guardadas
en alguna parte de mi epitafio.


Pero sucede que esta es la carta de un animal con dientes podridos,
de un gaznápiro derrotado por la desdicha de creer que el cielo es rojo,
y el amor un caballete donde sólo basta montarlo
y sonreír hasta que los años se terminen,
es la carta de un idiota que juega al rock and roll
para ocultar toda la noche que traen los rechazos,
son las letras de un insecto impotente,
débil y femenino,
que quiere llorar porque le dicen que le quieren,
y que quiere matarse cuando debe hablar solo
entre el silencio sucio,
que lo acompaña cada vez que ve ponerse oscura la tarde,
más aún si la mujer de los poemas
se ríe con la indiferencia.


Ahora escribo porque quiero llorar,
y porque no tengo a nadie con quien llorar.


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